En el proceso de formulación de las políticas públicas, el diagnóstico con perspectiva de género permite ubicar las desigualdades y profundizar en el conocimiento de las situaciones de vida de las mujeres: sus espacios, tiempos, experiencias, necesidades, intereses y perspectivas, lo que aporta argumentos para la definición de estrategias y la transformación del orden que limita el empoderamiento y bienestar de las mujeres.
Contribuye a ubicar las circunstancias en las que se desarrolla la vida de las mujeres y los hombres, y las oportunidades para desarrollar las capacidades para participar en la sociedad y acceder a los derechos, a las oportunidades, a los recursos, a las decisiones y a los beneficios del progreso. Asimismo, evidencia las brechas de género, es decir, la distancia entre la satisfacción de necesidades y desarrollo personal atribuibles al género y cuestiona en qué medida la organización de la sociedad, facilita o dificulta a sus integrantes la satisfacción de sus necesidades vitales y la realización de sus aspiraciones.